Ezequiel 39:8
“He aquí viene, y se
cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado.” (RVR-1960)
Acerca del contexto del profeta Ezequiel:
Ezequiel fue un hombre de la familia
sacerdotal y fue profeta exiliado al imperio de Babilonia. Sus profecías anunciaron
acerca de la destrucción inminente de Jerusalén. También fue uno de los
oráculos sobre la condenación de las naciones extranjeras y de la restauración
de Israel. Su nombre Ezequiel (del hebreo: “Yejez
qé'l”) significa “Dios Fortalece”.
Un punto importante a considerar es que Ezequiel se caracteriza por tener una
estructura de hombre teólogo entre los profetas. Su estructura, al simple
lector, a veces resulta complejo y misterioso, sin embargo, muchas de sus
enseñanzas son claras, específicas y de un valor tremendamente apreciable.
De acuerdo al libro, Ezequiel fue hijo
de Buzí, de linaje sacerdotal, y fue llevado cautivo a Babilonia junto con el
rey Joaquín de Judá e internado en
tierras caldeas (actual Tel Abib) a orillas del río Cobar o Quebar. (Según antiguos escritos babilónicos
el río Quebar no era un río precisamente sino un canal de regadío, los mismos
escritos de Nipur detallan que el río era de forma semicircular y fue
construido para que el agua del río Eufrates pasara por la ciudad y luego era
devuelta a su cause natural) En 2ª Reyes 24:8 leemos: “Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó
a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses…”. Tan breve reinado terminó en
el 597 a.C.,
cuando el rey Nabucodonosor penetró en Jerusalén, la despojó de todas sus
riquezas y deportó a Babilonia a gran parte de sus habitantes: a Joaquín, rey
de Judá, a los aristócratas, a los militares y a los artesanos cualificados; a
todos ellos junto con sus familias (cf. 2ª Reyes 24: 8–17)
Según la cronología comúnmente
aceptada, el primer período de profecía de Ezequiel se sitúa entre el año 592 a.C. y el 585 a.C., y el segundo
período a partir de 572 a.C.
Cinco años después, aproximadamente a los treinta años de su edad (cf. 1:1),
Dios lo llamó a la profecía, cargo que ejerció entre los desterrados durante 22
años, es decir, hasta el año 570
a. C.
A pesar de las calamidades del
destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas, creyendo que
el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su
Templo y de la Ciudad
Santa (véase Jeremías 7: 4). Es esa falsa esperanza la que
hemos analizado en lecciones anteriores tocante a los falsos profetas, ya que había
falsos profetas que engañaban al pueblo prometiéndole que en un futuro cercano
el retorno al país de sus padres sería inminente. La caída de la ciudad de
Jerusalén fue un desaliento terrible en ese entonces, por lo mismo, muchos perdieron
la fe y se entregaron a la desesperación.
La misión del Profeta Ezequiel
consistió principalmente en combatir la idolatría, la corrupción por las malas
costumbres, y las ideas erróneas acerca del pronto regreso a Jerusalén. Para
consolarlos mediante la palabra profética, Ezequiel usa una serie de recursos
vivos que intentan demostrar que todo sería restaurado, una vez arrepentidos,
por la mano del Mesías.
La versión Bíblica católica Nácar-Colunga,
con respecto a los últimos capítulos de Ezequiel cita: "Es notable la última sección del profeta
(40-48) en que nos describe en forma verdaderamente geométrica la restauración
de Israel después del cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la
tierra toda de Palestina repartida por igual entre las doce tribus". Las profecías de Ezequiel descuellan por la
riqueza de alegorías, imágenes y acciones simbólicas de tal manera, que San
Jerónimo en sus libros las llama "mar
de la palabra divina" y "laberinto de los secretos de Dios".
Es tan así de elevado que su misión profética llega a través de la visión de la Gloria de Dios (capítulo
uno) y termina con los detalles exactos acerca de un templo sin igual.
El profeta Ezequiel fue sin duda una
de las personas que más contribuyeron a mantener vivo entre los judíos del
destierro el anhelo del retorno. Esas ansias de regreso eran necesarias para
emprender la reconstrucción de la ciudad y del Templo. Además, eran
indispensables para evitar que el pueblo llegara a perder su identidad nacional
a causa de la permanencia durante un tiempo excesivo en un lugar tan lleno de
atractivos como era entonces Babilonia, el más brillante centro político y
cultural del Medio Oriente (cf. Sal 137).
Esquema del contenido:
1. Vocación de Ezequiel (1.1–3.27)
2. Profecías acerca de la caída de
Jerusalén (4.1–24.27)
3. Profecías contra las naciones
paganas (25.1–32.32)
4. La restauración de Israel
(33.1–39.29)
5. El nuevo Templo en la Jerusalén futura
(40.1–48.35)
Dos profetas coetáneos de Ezequiel
fueron Jeremías y Nahum. Jeremías fue el otro protagonista de la destrucción
pero, a diferencia de Ezequiel, no expresa ninguna empatía hacia la misión que
debe cumplir anunciando el desastre. En cuanto a Nahum, se destaca entre los
profetas por ser el único de todos ellos que no reprende a su propio pueblo,
sino que celebra la caída del imperio asirio y la destrucción de Nínive. Ezequiel
es consciente de que la tragedia vivida exige una explicación. La destrucción
no podía ser un signo de la impotencia divina, sino del castigo celestial a las
trasgresiones. Pero una vez cumplida la destrucción, no había lugar para la
desesperanza: Dios desea la reconstrucción por medio de que el trasgresor
recupere la senda correcta.
*En el país de Iraq cerca de las
ruinas de la ciudad antigua de Babilonia existe una tumba cuya leyenda indica
que es del profeta Ezequiel. Durante más de 2.000 años judíos de distintos
países han visitado la tumba para venerar la memoria del profeta. Pero todo
cambió con la revolución islámica, ya que no se permite a ningún judío visitar
la tumba. No obstante, los musulmanes van en gran número a visitarla, pues
reconocen a Ezequiel como profeta; claro que para ellos Mahoma es el profeta
más grande de todos.
Buena hmno Felipe que bueno ver su blog de mucha bendición soy el hmno Alexander de Tierra de Gosen que importante es el ver como puede ocupar estos medio para la gloria de Dios para expandir su reino enseñar la palabra e instruir a través de la misma aqui le dejo mi blog si de pronto le quiere pega un vistazo pero mas que nada bendecirlo estaremos viendo su blog continuamente para ir creciendo y aprendiendo cada día mas bendiciones
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