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viernes, 9 de noviembre de 2012

Profeta Ezequiel



Ezequiel 39:8

He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado.” (RVR-1960)


Acerca del contexto del profeta Ezequiel:

Ezequiel fue un hombre de la familia sacerdotal y fue profeta exiliado al imperio de Babilonia. Sus profecías anunciaron acerca de la destrucción inminente de Jerusalén. También fue uno de los oráculos sobre la condenación de las naciones extranjeras y de la restauración de Israel. Su nombre Ezequiel (del hebreo: “Yejez qé'l”) significa “Dios Fortalece”. Un punto importante a considerar es que Ezequiel se caracteriza por tener una estructura de hombre teólogo entre los profetas. Su estructura, al simple lector, a veces resulta complejo y misterioso, sin embargo, muchas de sus enseñanzas son claras, específicas y de un valor tremendamente apreciable.

De acuerdo al libro, Ezequiel fue hijo de Buzí, de linaje sacerdotal, y fue llevado cautivo a Babilonia junto con el rey Joaquín de Judá  e internado en tierras caldeas (actual Tel Abib) a orillas del río Cobar o Quebar. (Según antiguos escritos babilónicos el río Quebar no era un río precisamente sino un canal de regadío, los mismos escritos de Nipur detallan que el río era de forma semicircular y fue construido para que el agua del río Eufrates pasara por la ciudad y luego era devuelta a su cause natural)   En 2ª Reyes 24:8 leemos: “Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses…”. Tan breve reinado terminó en el 597 a.C., cuando el rey Nabucodonosor penetró en Jerusalén, la despojó de todas sus riquezas y deportó a Babilonia a gran parte de sus habitantes: a Joaquín, rey de Judá, a los aristócratas, a los militares y a los artesanos cualificados; a todos ellos junto con sus familias (cf. 2ª Reyes 24: 8–17)

Según la cronología comúnmente aceptada, el primer período de profecía de Ezequiel se sitúa entre el año 592 a.C. y el 585 a.C., y el segundo período a partir de 572 a.C. Cinco años después, aproximadamente a los treinta años de su edad (cf. 1:1), Dios lo llamó a la profecía, cargo que ejerció entre los desterrados durante 22 años, es decir, hasta el año 570 a. C.    

A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas, creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su Templo y de la Ciudad Santa (véase Jeremías 7: 4). Es esa falsa esperanza la que hemos analizado en lecciones anteriores tocante a los falsos profetas, ya que había falsos profetas que engañaban al pueblo prometiéndole que en un futuro cercano el retorno al país de sus padres sería inminente. La caída de la ciudad de Jerusalén fue un desaliento terrible en ese entonces, por lo mismo, muchos perdieron la fe y se entregaron a la desesperación.

La misión del Profeta Ezequiel consistió principalmente en combatir la idolatría, la corrupción por las malas costumbres, y las ideas erróneas acerca del pronto regreso a Jerusalén. Para consolarlos mediante la palabra profética, Ezequiel usa una serie de recursos vivos que intentan demostrar que todo sería restaurado, una vez arrepentidos, por la mano del Mesías.


La versión Bíblica católica Nácar-Colunga, con respecto a los últimos capítulos de Ezequiel cita: "Es notable la última sección del profeta (40-48) en que nos describe en forma verdaderamente geométrica la restauración de Israel después del cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la tierra toda de Palestina repartida por igual entre las doce tribus".  Las profecías de Ezequiel descuellan por la riqueza de alegorías, imágenes y acciones simbólicas de tal manera, que San Jerónimo en sus libros las llama "mar de la palabra divina" y "laberinto de los secretos de Dios". Es tan así de elevado que su misión profética llega a través de la visión de la Gloria de Dios (capítulo uno) y termina con los detalles exactos acerca de un templo sin igual.


El profeta Ezequiel fue sin duda una de las personas que más contribuyeron a mantener vivo entre los judíos del destierro el anhelo del retorno. Esas ansias de regreso eran necesarias para emprender la reconstrucción de la ciudad y del Templo. Además, eran indispensables para evitar que el pueblo llegara a perder su identidad nacional a causa de la permanencia durante un tiempo excesivo en un lugar tan lleno de atractivos como era entonces Babilonia, el más brillante centro político y cultural del Medio Oriente (cf. Sal 137).


Esquema del contenido:
1. Vocación de Ezequiel (1.1–3.27)
2. Profecías acerca de la caída de Jerusalén (4.1–24.27)
3. Profecías contra las naciones paganas (25.1–32.32)
4. La restauración de Israel (33.1–39.29)
5. El nuevo Templo en la Jerusalén futura (40.1–48.35)


Dos profetas coetáneos de Ezequiel fueron Jeremías y Nahum. Jeremías fue el otro protagonista de la destrucción pero, a diferencia de Ezequiel, no expresa ninguna empatía hacia la misión que debe cumplir anunciando el desastre. En cuanto a Nahum, se destaca entre los profetas por ser el único de todos ellos que no reprende a su propio pueblo, sino que celebra la caída del imperio asirio y la destrucción de Nínive. Ezequiel es consciente de que la tragedia vivida exige una explicación. La destrucción no podía ser un signo de la impotencia divina, sino del castigo celestial a las trasgresiones. Pero una vez cumplida la destrucción, no había lugar para la desesperanza: Dios desea la reconstrucción por medio de que el trasgresor recupere la senda correcta.

*En el país de Iraq cerca de las ruinas de la ciudad antigua de Babilonia existe una tumba cuya leyenda indica que es del profeta Ezequiel. Durante más de 2.000 años judíos de distintos países han visitado la tumba para venerar la memoria del profeta. Pero todo cambió con la revolución islámica, ya que no se permite a ningún judío visitar la tumba. No obstante, los musulmanes van en gran número a visitarla, pues reconocen a Ezequiel como profeta; claro que para ellos Mahoma es el profeta más grande de todos.

1 comentario:

  1. Buena hmno Felipe que bueno ver su blog de mucha bendición soy el hmno Alexander de Tierra de Gosen que importante es el ver como puede ocupar estos medio para la gloria de Dios para expandir su reino enseñar la palabra e instruir a través de la misma aqui le dejo mi blog si de pronto le quiere pega un vistazo pero mas que nada bendecirlo estaremos viendo su blog continuamente para ir creciendo y aprendiendo cada día mas bendiciones

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